Una historia legendaria
Cómo empezó todo
La tradición de Louis Vuitton como fabricante de baúles precedió incluso a la función de la compañía.
En 1837, con sólo 16 años, Louis Vuitton llegó a pie a París y empezó como aprendiz del Sr. Maréchal. En esa época, los coches de caballos, barcos y trenes eran los principales medios de transporte, y las maletas sufrían importantes desgastes. Los viajeros recurrían a los artesanos para empaquetar y proteger sus objetos personales.
Louis Vuitton pronto fue un valioso artesano del taller parisino del Sr. Maréchal. Estos fueron los inicios de su actividad altamente especializada y su ilustre carrera en un sector artesanal que requería grandes aptitudes para diseñar arcones y, después, baúles adaptados a los gustos de los clientes. Al cabo de 17 años, Louis Vuitton abrió su propio taller en 4 Rue Neuve-des-Capucines, cerca de la plaza Vendôme.
Asnières: un taller legendario
Las instalaciones de Asnières, que hacen las veces de residencia familiar y de cuna de la empresa, han sido el símbolo del éxito personal y comercial de la familia Vuitton desde 1859.
El éxito inmediato de Louis Vuitton hizo que tuviera que ampliar sus actividades. De ahí que abriera un taller en Asnières en 1859. Situado justo al noreste del centro de París, el taller comenzó con 20 empleados. En 1900 trabajaban casi 100 personas, que en 1914 ya eran 225.
El taller original se expandió a lo largo del tiempo, e incorporó la residencia de la familia Vuitton, pero todavía hoy es el centro de fabricación artesanal de sus productos. Junto al hogar familiar, conservado e integrado en un museo privado, 170 artesanos trabajan en el taller de Asnières diseñando y creando artículos de marroquinería y atendiendo pedidos especiales de clientes de todo el mundo.
Un candado inexcrutable
En 1886, Georges Vuitton revolucionó los candados de viaje con un ingenioso sistema de cierre que convirtió los baúles de viaje en auténticos cofres del tesoro.
La cerradura tumbler
En los años 1900, los viajeros transportaban todas sus pertenencias básicas dentro de armarios y baúles planos que, por desgracia, atraían especialmente a los cacos. Como maestro artesano, Louis Vuitton buscó la fórmula para proteger los bienes de sus clientes durante los viajes.
En 1886, el padre y su hijo Georges, implantaron un sistema de cierre único con dos hebillas de resorte. Tras varios años de evolución, Georges patentó este sistema revolucionario y fue tan eficaz que retó públicamente en un periódico al gran ilusionista americano Harry Houdini a escapar de un baúl con la cerradura Louis Vuitton. Houdini no se prestó al reto, pero la eficacia del cierre es indiscutible. Todavía hoy se utiliza.
CENTENARIO
La marca solicitó a seis diseñadores que creasen unas piezas originales para conmemorar la lona creada hace más de un siglo: la lona Monogram.
Para conmemorar el centenario de la lona Monogram en 1996, Louis Vuitton invitó a una serie de diseñadores a crear piezas de equipaje únicas. La colección resultante se expuso en las grandes capitales internacionales, acercando el espíritu de innovación y colaboración de la marca a los amantes de las tendencias de todo el planeta.