EXPOSICIÓN EN TOKIO: INSPIRACIÓN NIPONA
Louis Vuitton mantiene desde hace tiempo una relación singular e incesante con Japón, basándose en los principios de la tradición y la modernidad.
En el país del Sol Naciente, la tradición se expresa en la conservación de un sistema cultural que permite preservar el pasado y la memoria colectiva de una nación.
Desde la perspectiva occidental, Japón también representa la modernidad. Del mismo modo, Louis Vuitton ha cultivado sabiamente las raíces aristocráticas de su historia al tiempo que ha ampliado su mirada con una visión moderna y futurista.
Dentro de esta ambigüedad, la Maison ha encontrado en Japón un ámbito de confluencia y reconocimiento recíproco; ya sea a través de los diseños inimitables e innovadores encargados a Takashi Murakami y Yayoi Kusama, o Rei Kawakubo para Comme des Garçons, ya sea en un baúl de maquillaje creado para un actor de kabuki o un baúl de cabina elaborado en 1883 para un dignatario nipón, los objetos surgidos de este encuentro se reivindican de forma natural en el contexto presente.
Gaston-Louis Vuitton era coleccionista de tsuba, el ornamento a modo de guardamanos que solía hallarse en la base de agarre de las catanas japonesas; su padre, Georges, sentía fascinación por los motivos japoneses, como los mon, o emblemas familiares tradicionales, que sin duda influyeron en el famoso Monogram, una muestra más de la admiración recíproca entre Louis Vuitton y Japón.
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